Paredes de color verde agua, mesas de madera y
plantas falsas. Cuadros que rememoran el pasado pero sin ningún hilo en común: una
vieja cerveza Quilmes, la película Scarface, un gaucho, Muhamad Ali y un vaso
junto con una botella de Pineral. Detrás de las imágenes, aparece la humedad de
las paredes que están levemente abandonadas.
Un
bar en la esquina de caballito. A mi izquierda, una señora come una hamburguesa
con desesperación. En otra mesa, dos amigos comen sin amor por el alimento y lo
acompañan con una cerveza de mala calidad. Todos comen desaforados, reflejando
la animalidad que el ser humano intenta ocultar. A mis espaldas está la moza
atendiendo a un señor al que reconoce como habitué del bar y lo saluda con un
beso.
-
¿la nena?
-
comiendo vegetales. Estoy aprendiendo a hacer hamburguesas de lentejas,
porotos, garbanzos. Ya no sé como rebuscármela.
¿queso
come?
- a todo le
pongo mucho queso - La mujer dice esto con orgullo, como si esa acción
significara que está haciendo bien las cosas y que está cuidando a su hija -.
-
mira vos. ¿quién le metió eso en la cabeza?
-
Los chicos ahora tienen más conciencia de lo que pasa con los animales. El
maltrato que sufren. El jardín, las películas. No hay manera que coma carne. no
sabés las ganas de cocinar que tengo cuando llego a casa. -Se ríen, pero yo pienso
que debería estar orgullosa-.
Son las nueve
de la noche y todos los empleados están esperando que termine la jornada
laboral, para escapar.
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